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En barro en el taller alfarero

  • Foto del escritor: Isaac Navarro
    Isaac Navarro
  • 26 abr 2023
  • 5 Min. de lectura

Jeremías 18:1-6 “Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel”.

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La formación es difícil, no nos gusta cuando alguien moldea nuestros corazones, lamentablemente el ser humano rechaza que alguien llegue a su vida a darle forma a su corazón y debido a esto, acarreamos muchos problemas, ya que todos necesitamos mejorar áreas en nuestra vida, y la falta de formación, impide que alcancemos nuestro destino profético, nuestro propósito en la tierra.


Ahora tal vez tengamos preguntas como ¿Quién hace esto? ¿Quién nos moldea o quién nos limpia? La palabra de Dios nos da estas respuestas en el versículo de Jeremías, pero antes de esto, veamos algunos elementos de la historia:


Que simboliza la rueda:


La rueda simboliza esas circunstancias y adversidades que enfrentas cada día, esas circunstancias son la rueda que Dios usa para acercarte a la presión de las manos del alfarero, ahora bien nuestra reacción antes esa acción de Dios a veces no es la más correcta, tendemos a murmurar, enojarnos, quejarnos, dejar que nuestro orgullo salga y demás, aunque otros pueden aceptarlo en silencio y dejar que el alfarero haga su trabajo. Si decidimos aceptar está presión, entonces las vasijas de nuestro corazón toman forma.


Pero si ponemos resistencia, el alfarero nuevamente debe quitar la basura, amasar el barro y volver a ponerlo sobre la rueda, y es ahí donde Dios comienza nuevamente su labor de formación en nuestras vidas.


El barro:


Esto simboliza el hombre, nuestra vida, veamos un detalle importante acá, cuando el barro es inmanejable, difícil de darle forma, otro alfarero toma ese barro y lo desecha como basura, pero déjame decirte querido lector que nuestro alfarero no es así, el intentan una y otra vez hasta que el barro quede listo y es capaz de dejar por un momento lo demás por ir a buscarte. (Lucas 15:4-7).


El alfarero:


El significado literal del termino en hebrero es YOTZER (יוצר), y está relacionada con la raíz del verbo formar (YATZAR, יצר), entonces podemos decir que es un “formador o uno que forma” ahora bien veamos por un momento lo que dice Isaías 64:8 “Tú eres nuestro Padre, nosotros barro, y Tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros”, en el verso de Isaías. El Padre es El Alfarero, y es Él quien nos forma, algunos autores bíblicos utilizaron la metáfora del alfarero para demostrar el poderío de Dios, con la presión de sus dedos el alfarero da forma a sus piezas, limando asperezas. Nuestro Dios con su poder divino va dando forma a nuestro espíritu, limando las vicisitudes de nuestra vida y quitando situaciones para el crecimiento espiritual.


Ahora veamos la siguiente pregunta ¿Qué quiere decir que él nos forma? Obviamente, nuestro cuerpo ya está formado desde el vientre de nuestra madre. Pero a lo largo de nuestra vida experimentamos todo tipo de situaciones que nos hacen crecer espiritualmente. El producto final que el Creador desea hacer de nosotros no tiene que ver con la belleza o perfección física, sino con un nivel espiritual.


Ahora el significado en griego para alfarero viene de una raíz que significa “mezcla” haciendo alusión a la necesidad de añadir agua al barro para trabajarlo. Hay momentos que Dios añade componentes en nuestra vida para hacer de nuestro barro más manejable y maleable a su deseo divino y perfecto. Ya que los pensamientos de Dios y los planes de Dios hacia nosotros son maravillosos Isaías 55:8-9 “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.


Tenemos un Alfarero que es Dios. El alfarero le da forma al barro y Dios nos da forma a nosotros. Él es el alfarero, nosotros somos el barro. Nosotros estamos hechos de barro (polvo mezclado con agua). La Palabra nos dice en Génesis 2:7 que nosotros fuimos formados del polvo de la tierra.


Interesante es que el alfarero, para trabajar con el barro, usa una rueda. La rueda es el instrumento de trabajo de Dios. Este instrumento primeramente es la Palabra de Dios y también las circunstancias de la vida, las cuales Dios utiliza para trabajar en nosotros.


Que hizo Dios en nuestra vida


1. Dios nos diseñó en su mente Efesios 1:4-6 “…Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado…” Dios nos formó, pensó en nosotros, hizo nuestro molde (hasta nuestras huellas dactilares todas son diferentes) y mientras éramos formados conocimos a nuestro creador Salmos 139:16.

2. Busco nuestra vida Oseas 11:4 “Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida…” Él nos escogió. En Su eternidad, El miró nuestra vida y nos separó para desarrollar Su plan y diseño para nuestra vida.

3. Sumerge nuestra vida en su presencia Ezequiel 47:9 “Por donde corra este río, todo ser viviente que en él se mueva vivirá. Habrá peces en abundancia porque el agua de este río transformará el agua salada en agua dulce, y todo lo que se mueva en sus aguas vivirá”. El alfarero introduce el barro en agua para ablandarlo y poder trabajar con él. De igual manera, Dios nos sumerge en las aguas de Su Espíritu para ablandarnos y así hacernos flexibles.

4. Introdujo sus manos en nuestra vida Jeremías 18:4 “Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla”. Dios trabaja de adentro hacia afuera, comenzado por lo más profundo de nuestro corazón.

5. Dios nos pone en su instrumento de trabajo Jeremías 18:3 “Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda” El alfarero pone el barro en la rueda. Conforme el alfarero moldeaba o daba forma a la vasija de barro en su rueda, a menudo iban apareciendo los defectos pero tenía el poder sobre el barro, para dejar los defectos o para volver a moldear la vasija.


Dios comienza a formarnos a través de la Palabra y de las experiencias de la vida. A veces es necesario rompernos. Esto es así, pues es necesario trabajar con nuestros defectos e imperfecciones. Él va a seguir trabajando hasta que vea en nosotros la vasija que Él quiere ver.

Como hijos de Dios debemos permitirle a nuestro Padre que nos meta en Su taller, en Su lugar de trabajo. En la medida que se lo permitimos, Dios vuelve a darnos forma para que seamos vasijas valiosas y útiles. No debemos ponerle resistencia.


No te resistas. Métete en el taller de Dios. No hay mayor privilegio que ser formados por el Alfarero por excelencia.

 
 
 

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